"No es de extrañar que su literatura fuera tan oscura
cuando sabemos que fue educado en un cementerio. De hecho, aprendió a sumar y
restar con los números de las lápidas para calcular los años a los que habían
muerto unos u otros. Las clases de gimnasia eran aún más demoledoras: al
empezar el colegio se le entregaba a cada alumno una pala; si moría algún
miembro de la parroquia, los niños cavaban la tumba. Esa era su fórmula para
hacer ejercicio vigorizante…"
Tomado de Factoría de Autores
Tomado de Factoría de Autores
No hay comentarios:
Publicar un comentario